Monografías
El Preclásico
Para los arqueólogos, el periodo Preclásico, que va del 2500 a.C. al 200, se inicia con el desarrollo de la cerámica. ¿Por qué tiene tanta importancia la cerámica? Porque cuando los pueblos producen vasijas de barro significa que ya son plenamente sedentarios.
Las bandas nómadas no elaboraron objetos cerámicos, ya que para su forma de vida hubieran sido un estorbo por su tamaño, peso y fragilidad. Cuando los pueblos se asientan en un lugar fijo ya pueden fabricar objetos de cerámica, los cuales representarán grandes ventajas para su nueva vida sedentaria: son recipientes más eficientes para contener líquidos, cocinar y almacenar alimentos.
Los restos cerámicos más antiguos, con fechas entre 2400 y 2300 a.C. se han localizado en Puerto Marqués, Guerrero; en Tehuacán, Puebla y en Tlapacoya, Estado de México.
La cerámica es sólo uno de los rasgos de este periodo, lo más importante es que surgieron nuevas formas de organización social que sirvieron para iniciar lo que se conoce como Mesoamérica.
El primer fenómeno importante, como ya se dijo, es el sedentarismo. Surgió un gran número de aldeas, con un promedio de veinte chozas cada una, ubicadas cerca de campos de cultivo. La principal actividad de las comunidades era la agricultura, y no es extraño que las primeras ideas religiosas de estos pueblos hayan estado asociadas con la fertilidad, la tierra y el agua.
Hacia el año 1200 a.C. ocurrieron cambios tecnológicos importantes ligados con la agricultura. Se construyeron pequeñas presas, canales y terrazas para controlar y dirigir el agua hacia los campos sembrados. Eso les permitió a los agricultores tener mayor seguridad en sus cosechas y cultivar otro tipo de plantas. Los cambios aparecieron en Tehuacán, en la Cuenca de México y en el Valle de Oaxaca.
Cuando la producción de alimentos empezó a ser abundante hubo aldeanos que se dedicaron a otras tareas: a fabricar artefactos de piedra, telas o vasijas de cerámica más finas. En las aldeas hubo una mayor especialización, hecho que ayudó a desarrollar el intercambio de productos y de materiales entre aldeas de una misma región, y después entre otras regiones.
Uno de los acontecimientos sociales más importantes del Preclásico es el surgimiento de la desigualdad social, la cual se puede observar de manera impresionante con los olmecas, en la costa del Golfo de México. El intercambio también reflejó esta desigualdad, ya que las elites de distintas regiones intercambiaban objetos valiosos: figuras de jade, cerámica multicolor, espejos de hematita y objetos de concha y hueso. La diferenciación social y la elaboración de objetos de lujo no sólo se dio entre los olmecas, también ocurrió en la Cuenca de México, en la zona maya y en el Valle de Oaxaca.
Por primera vez en la historia, las aldeas crecieron y se fundaron otros asentamientos que incluían construcciones monumentales, como La Venta, en Tabasco y Oaxaca. En este último estado, en un sitio llamado San José Mogote, se han encontrado grandes lápidas de “danzantes” con símbolos y signos que representan fechas de calendario.
Tanto en la región maya como en la Cuenca de México, Oaxaca y la zona olmeca se construyeron centros de poder, también llamados centros ceremoniales, rodeados de aldeas. En esos centros se construyeron plazas, plataformas y templos monumentales, en cuya cúspide había un altar. La importancia de estos centros de poder no sólo tiene que ver con el dominio de la población que los rodeaba, sino con el control de recursos importantes, como minas de obsidiana y jade y del comercio, hecho que generó conflictos y rivalidades.
Los calendarios y la escritura también aparecieron en esa época. Estos elementos son un mecanismo para organizar el trabajo agrícola y el trabajo colectivo de los aldeanos, de ahí su importancia. Uno de los ejemplos más relevantes es el sistema de cálculo calendárico maya denominado cuenta larga, el cual fija en el tiempo acontecimientos míticos y reales a partir de una fecha clave de inicio. La fecha más antigua que se conoce es 36 a.C., escrita en una estela en Chiapa de Corzo, Chiapas.
El final de este periodo lo marca la decadencia de la sociedad olmeca y el desarrollo de grandes civilizaciones en la Cuenca de México, con la ciudad de Teotihuacan; en la zona Maya, con varias ciudades como Palenque y Tikal, y en el Valle de Oaxaca, con Monte Albán.