Monografías
Teotihuacan
Teotihuacan fue una de las ciudades más importantes de Mesoamérica. Su grandeza y esplendor abarcaron varios siglos, desde 200 a.C. hasta el año 700. Se fundó en una zona que ofrecía muchas ventajas: la cercanía a minas de obsidiana en los estados de México e Hidalgo; manantiales y un río para desarrollar cultivos; una ubicación privilegiada para controlar la ruta que comunicaba la Cuenca de México con la zona del Golfo y una gran cercanía al sistema lacustre de la Cuenca de México.
La alimentación de sus habitantes se basaba en el maíz, el frijol, la calabaza y el chile, y se complementaba con muchos cultivos y recursos provenientes de la Cuenca de México, como venado, conejo, perro, armadillo, ardilla, guajolote, ganso, pato y codorniz. El sistema lacustre proveía, además, de pescados, ajolotes y larvas de insectos.
A pesar de la gran cantidad de alimentos que producía, la grandeza económica de Teotihuacan se debió a la producción de manufacturas, principalmente de obsidiana y cerámica, y al control de las rutas de distribución de dichos productos en Mesoamérica. En toda la ciudad se han encontrado numerosos talleres especializados en la producción de artefactos de obsidiana, como navajillas prismáticas, cuchillos y puntas de proyectil. También trabajaron otras rocas como el basalto, la arenisca, la pizarra y el pedernal, con las cuales elaboraron una gran cantidad de instrumentos, como raspadores, puntas, metates, molcajetes, goznes de puertas y lajas para la construcción. Los teotihuacanos fueron célebres el la elaboración de máscaras de piedra verde pulida.
La producción cerámica también fue muy importante. La arcilla provenía de diversas minas ubicadas en el valle. Las distintas arcillas al cocerse proporcionaban colores negros, grisáceos o cafés, característicos de la cerámica teotihuacana. Esta actividad contaba con talleres especializados en los cuales se elaboraban tanto vajillas caseras como objetos de uso ritual. Además de modelar la cerámica a mano, elaboraron moldes para una mayor producción. Son características de este lugar las figurillas humanas con grandes cabezas planas y unas vasijas de cuerpo cilíndrico y paredes sumamente delgadas y patas en forma de “almena”. Los decorados llegan a ser de gran complejidad, con motivos tanto geométricos como naturales.
La ciudad de Teotihuacan, hacia el 600, mostraba una asombrosa regularidad. Se trazó a partir de dos ejes,uno, llamado Calzada de los Muertos, corre en sentido norte-sur hasta desembocar en la Pirámide de la Luna, y otro este-oeste, con más de cinco kilómetros de longitud, para el cual modificaron el cauce del río San Juan, flanqueando al norte la Ciudadela y el Gran Conjunto. La ciudad quedaba dividida en cuatro cuadrantes, que eran la base para ordenar grandes manzanas, muchas de ellas con un tamaño fijo: 60 m por lado.
La arquitectura de Teotihuacan seguía un orden rígido y simétrico, en el cual imperó el sistema llamado talud-tablero. La simetría y las repeticiones se basaban en la idea de que la ciudad terrenal era una réplica de la divina. Básicamente se pueden identificar tres tipos de construcción: los edificios públicos de gran magnitud, entre los que se destacan las Pirámides del Sol y de la Luna, el Templo de Quetzalcóatl y el Gran Conjunto; los conjuntos residenciales, conjuntos habitacionales rodeados por un muro externo y que tienen varios cuartos alrededor de patios no techados; la vivienda común, supuestamente habitada por agricultores, situada en las fueras de la ciudad y construida con adobes. A pesar de su sencillez, se construyó de acuerdo con las normas de la ciudad: conjunto de cuartos alrededor de un patio y se respetaba la organización de las cuadras.
La Pirámide del Sol fue uno de los primeros monumentos construidos, hacia el 100 a.C., sobre los túneles de donde extraían el material. Después se construyó la de la Luna y se extendió la ciudad hacia el centro con el trazo de la Calzada de los Muertos. La ciudad estaba decorada con representaciones de deidades acuáticas y de la fertilidad, así como de gobernantes, dioses y animales armados. También hay abundantes referencias simbólicas al sacrificio.
Entre el 400 y el 600 fue la época de mayor auge; se considera que entonces había hasta 125 000 habitantes. Es la época de máxima relación y presencia en otras zonas mesoamericanas: Tikal y Monte Albán, con quienes existía una alianza política; Kaminaljuyú y Chingú, que eran colonias comerciales; Cholula, con la cual existía una dependencia religiosa. En el Valle de Puebla-Tlaxcala existe un corredor de pueblos teotihuacanos que llegaban a Cholula. De ahí partía una ruta comercial rumbo a Oaxaca y otra hacia Veracruz. También había una fuerte relación comercial con el estado de Morelos por medio de la ciudad de Xochicalco.
Más allá de la importancia económica y urbana de Teotihuacan está el hecho de que, en el ámbito político, se logró consolidar una elite gobernante identificada con un dios territorial, lo que permitió los teotihuacanos ejercieran un dominio político y económico regional muy extenso.