Monografías

Tula


Tula, la capital de los toltecas, la fundaron entre el 700 y 800 grupos provenientes del norte de Teotihuacan. A estos grupos se les añadieron después otros, chichimecas y nonoalcas. Al principio Tula fue una aldea pluriétnica establecida cerca de lo que había sido Chingú, un sitio en el que Teotihuacanexplotaba piedra caliza. El apogeo de esta sociedad fue hacia el siglo X, cuando se convirtió en la principal ciudad del centro de México. Su ubicación ocasionó la rápida expansión, nunca antes vista, de las fronteras y la sedentarización de muchos grupos del norte.

Tula está ubicada en una zona de gran aridez, que atenúan las corrientes que en la época de lluvias fluyen por las barrancas de los cerros cercanos y por la cercanía de los ríos Tula y de las Rosas. La ciudad se alimentó de la agricultura,desarrollada gracias a un complejo sistema de canales de riego.

Otra actividad económica importante fue la explotación de minas de cal y de obsidiana. Los talleres de la ciudad elaboraron navajillas prismáticas, cuchillos, puntas de proyectil y adornos. Otra industria considerable fue la cerámica, con la manufactura de vasijas que cubrían las necesidades de almacenamiento, preparación y consumo de alimentos; además, fabricaron, también con este material, tubos destinados al drenaje urbano.

La ciudad empezó siendo un complejo de construcciones cívico-ceremoniales alrededor de una plaza. Tal complejo es conocido como Tula Chico, separado de la zona central de la ciudad de Tula, cuya construcción fue posterior, y cuya plaza principal, circundada por palacios, pirámides y juegos de pelota, es una imitación del asentamiento original. Entre 950 y 1150 Tula Chico fue abandonada y Tula Grande se convirtió en el núcleo de la ciudad, por lo que alcanzó una población de entre 30 000 y 50 000 habitantes.

Entre 1150 y 1350 hubo una época de decadencia que terminó con el abandono definitivo del centro urbano; las razones de tal fenómeno se desconocen, aunque los arqueólogos han encontrado indicios de destrucción, ya que muchos edificios del centro ceremonial fueron incendiados. Posiblemente sufrieron la invasión de grupos provenientes de la Cuenca de México. La ciudad quedó vacía, pero el área siguió habitada hasta los tiempos del asentamiento mexica.

La arquitectura de la ciudad no alcanzó el refinamiento y belleza de las construcciones del Clásico, pero se pueden destacar algunos edificios de la Plaza Central. El primero es una pirámide de 38 m por lado y 10 de altura, excepcionalmente decorada mediante tableros esculpidos con relieves de seres fantásticos, aves y mamíferos carniceros. También son importantes el Palacio Quemado, con múltiples columnas, y dos juegos de pelota de grandes dimensiones. Un rasgo característico de la ciudad son los llamados “atlantes”, columnas monumentales que representan guerreros armados, y el chacmool, escultura de un dios reclinado con un aro sobre el vientre, supuestamente usado en los sacrificios.

Como en el resto de las ciudades mesoamericanas, no todas las viviendas estaban hechas del mismo material ni tenían las mismas dimensiones; las variaciones dependían de la jerarquía social a la que pertenecía su morador. La ciudad no era tampoco un núcleo de población muy concentrado ni se organizaba de forma regular, ya que en general las casas estaban alejadas unas de otras al contar con campos de cultivo en su entorno.

Un hecho importante es que hay fuentes escritas del Posclásico que hablan de Tula o Tollan y de un gobernante famoso: Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl. En ellas se habla de una ciudad maravillosa donde los frutos del campo eran gigantescos, se remenciona a los toltecas como los máximos artistas del pasado y se narra la historia de Quetzalcóatl, al que definen como el hombre más sabio, descubridor de los grandes secretos del mundo, con una vida ascética en aposentos preciosos por el oro, plata, piedras preciosas, conchas marinas y plumas finas.

La leyenda dice que el sagrado gobernante quebrantó su pureza y ascetismo al emborracharse y acostarse con una sacerdotisa. Terriblemente arrepentido de su acción, ordenó el abandono de Tula y emigró hacia oriente. Acerca del destino de tal personaje hay fuentes que aseveran que llegó a tierras yucatecas con el nombre de Kukulcán (serpiente emplumada en maya).

Existe una gran falta de correspondencia entre las fuentes escritas y las fuentes arqueológicas, al grado que hubo una época en que los arqueólogos dudaron que Tula fuera la Tollan descrita en los textos.

Análisis recientes resaltan las grandes confusiones que hay en los textos, mismos que se consideran no tanto la historia del pueblo tolteca sino un mito, usado histórica y políticamente para justificar una posición de dominio en épocas posteriores. Los gobernantes más poderosos de épocas más tardías se decían descendientes de los toltecas y del linaje fundado por Quetzalcóatl, lo cual les daba un prestigio enorme que los distinguía claramente de los chichimecas.

Con respecto al área maya, es cierto que hay elementos toltecas desde el siglo X. Investigaciones recientes han postulado que dichas influencias se deben a los putunes, comerciantes de Tabasco que habían logrado fuertes vínculos con sus vecinos del centro de México. Los putunes recorrían ciudades y rutas de intercambio para vender bienes de prestigio. Una rama de los putunes, los itzaes, colonizaron Chichén Itzá y lo dominaron entre 950 y 1224. Posiblemente después de los itzaes llegaron grupos de toltecas con una religión que veneraba a Quetzalcóatl y promovía los sacrificios humanos y el expansionismo militar. Esto es lo que explica que Chichén Itzá tenga influencia de la arquitectura tolteca, representaciones de serpientes emplumadas y esculturas de chacmool.

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