Museo
La sala mexica refleja el esplendor de la
sociedad que se desarrolló en el Altiplano
durante el Posclásico tardío (del 1300 al1521),
y que extendió su dominio e influencia en gran
parte del territorio mesoamericano.
Uno de los principales rasgos de los mexica es el militarismo, presente en todos los aspectos de su vida: las principales deidades están relacionadas con las conquistas guerreras, los ritos más importantes giran en torno a los prisioneros y el sacrificio humano está presente en la vida cotidiana.
La organización política y social se estructuró a partir de jerarquías militares y las representaciones escultóricas monumentales de la época son un reflejo de ello. Es importante detenerse a observar a Coatlicue y a la piedra del Sol, ubicadas en la parte central de la sala.
Los mexica fundaron México-Tenochtitlan, su ciudad capital y hoy capital del país, en 1325. A un costado de la sala, un colorido mural, una maqueta y la reproducción de un templo nos dan idea de la organización del núcleo políticoceremonial de dicha ciudad.
Al fondo de la sala una gran maqueta
reconstruye la actividad que se desarrolló en
el mercado de Tlatelolco, hecho que refleja
la gran complejidad de una economía que
combinó la agricultura, la caza, la pesca,
el tributo y una extensa red de intercambio
comercial en todo el territorio de Mesoamérica
y fuera de Mesoamérica.
Acerca de la cuidadosa y rigurosa administración de un Estado tan complejo como el mexica, hay evidencia escrita en los llamados códices. También hay códices que reflejan el ceremonial y ritual del Estado.
En uno de los extremos de la sala se pueden
apreciar las deidades, la cosmovisión y los
principales ritos del pueblo mexica, entre los
que destacan los del agua, el sol y la muerte.
Tláloc y Chalchiuhtlicue constituían la pareja
de dioses patronos del agua y gozaban de
numerosas ceremonias y fiestas. La época de
lluvias significaba la renovación de la vida ya
que el calor del sol y la humedad de las nubes
permitían el crecimiento de las plantas.
Los pueblos prehispánicos consideraban la luminosidad y el calor del sol como equivalencia de vida; de ahí que en sus mitos de creación del universo, la presencia y destrucción del sol reflejara la inestabilidad de la vida y la necesaria participación de los hombres para mantenerla. Para los mexica el sol equivalía al guerrero victorioso que derrota a sus contrarios, la luna y las estrellas, y despeja las sombras de la oscuridad.
Para mediados del siglo XV los mexica tenían un claro predominio sobre otros pueblos mesoamericanos el imponer sus ideales religiosos, militares y políticos, predominio que finalizó con la conquista española en 1521.