Museo
El desarrollo de los mayas abarca desde el Preclásico (1000 a.C) hasta el Posclásico (1521). Se asentaron en una extensa región que comprende toda la península yucateca y Chiapas en México, así como Belice, Guatemala, El Salvador, parte de Honduras y de Costa Rica, tal como se puede ver en el mapa a la entrada de la sala.
Los mayas no tuvieron una sola ciudad capital, como ocurrió en el valle de Oaxaca o en el Altiplano con Teotihuacan; se organizaron en ciudades-estado independientes, cada una con un gobernante.
Durante el Preclásico se desarrollaron casi
todos los rasgos característicos de la cultura
maya, pero fue durante el Clásico (desde
250 a.C) que se consolidaron las estructuras
de poder de las dinastías y se perfeccionó
la escritura jeroglífica para el registro de la
historia política.
Los mayas adoptaron el uso de títulos para referirse a los altos dignatarios: k’ uhul ajaw era el que designaba al gobernante de más alto rango. Es interesante revisar, en la sala, los dinteles de Yaxchilan y las estelas que hablan de los personajes importantes de cada ciudad.
Cada gobernante reinaba en su ciudad autónoma y ejercía el control en un territorio definido que se extendía al vencer a otros gobernantes. En casi todas las ciudades donde se han encontrado textos jeroglíficos, se menciona alguna guerra y la victoria del gobernante correspondiente. Uno de los resultados de la guerra fue la imposición de tributo a los pueblos vencidos.
Entre las ciudades mayas del Clásico,
Palenque destaca por la calidad y cantidad de
textos que se han recuperado y descifrado,
lo cual ha permitido reconstruir la secuencia
dinástica de uno de los gobernantes más
famosos: Pakal. Dicho ajaw fue enterrado en
una cripta funeraria, en el llamado Templo de las
Inscripciones de Palenque, cuya reproducción
se puede apreciar al fondo de la sala, bajando
las escaleras.
La economía de los mayas se basaba en la
agricultura desarrollada a partir de varias
técnicas, según las características geográficas
del entorno de cada ciudad. El intercambio
de productos también fue una actividad
importante: mandaban y recibían productos
y recursos de Centroamérica, Oaxaca,
Costas de Golfo y del Altiplano Central. Las
crónicas hablan de la existencia de mercados
en ciudades importantes a las que asistían
comerciantes y peregrinos a fin de rendir culto
a determinado santuario, además de adquirir
productos.
Entre 750 y 850 la mayoría de las ciudades de la zona central dejaron de crecer y muchos de sus habitantes emigraron a otras regiones. El norte maya, en la península de Yucatán tuvo un gran desarrollo, como se puede observar a través del esplendor de la ciudad de Chichén Itza en el Posclásico.